12 junio 2020

El artista Antonio Martínez Mengual recibe el "Pincel del Año 2020" del Concurso Internacional de Pintura Villa de Fuente Álamo

Antonio Martínez Mengual
[Foto: José Carlos Nievas]



Antonio Martínez Mengual (Murcia, 1948) ha sido nombrado ‘Pincel del Año 2020’ durante la presentación de la 48 edición del ‘Concurso Internacional de Pintura Villa de Fuente Álamo’.

El galardón denominado ‘Pincel del Año’ se creó en 2014 con el fin de servir como reconocimiento a un pintor/pintora (murciano/a) por toda su trayectoria. En esta nueva edición, el preciado galardón se entregará el próximo día 20 de julio, coincidiendo con la celebración del “Día de la Villa’.

Durante el acto de presentación de la nueva edición del concurso, José Antonio Oliver, concejal de Cultura, ha destacado el talento y la trayectoria del artista murciano.

Una trayectoria en la que el arte ha estado presente desde su más tierna infancia, no en vano la abuela materna de Martínez Mengual era hermana del insigne pintor murciano Pedro Flores, a quien conoció cuando Flores se trasladó a Murcia desde París, donde residía, para pintar los frescos de la cúpula del Santuario de la Fuensanta. Es en aquella época cuando nace en Antonio el interés por la expresión artística.

Martínez Mengual se define como un pintor autodidacta y expresionista. Desde sus inicios, en los años sesenta, sintió una profunda admiración por los pintores expresionistas, hecho que le haría evolucionar hacia el color y el gesto en el rasgo del expresionismo.

En los años ochenta ya es autor de una interesantísima obra pictórica en la que recurre a manchas y trazos que parecen buscar formas que hacen referencia a la naturaleza. Martínez Mengual formó parte de la primera muestra de Contraparada Arte en Murcia, con el Grupo: 15+1, estando siempre presente en los eventos de interés artístico que conforman lo mejor del arte actual de nuestra Región.

La dilatada carrera de Martínez Mengual dio comienzo en 1975, con la exposición titulada “Dibujos a tinta china” en la Galería Al-Kara de la capital murciana. A partir de entonces, Martínez Mengual fue desarrollando sus trabajos en serie, a la vez que investiga sobre la utilización de distintas técnicas y materiales, algo que hasta el día de hoy le ha permitido trabajar en cualquier especialidad dentro de la pintura, sin una inclinación concreta.

A partir de 1981, Antonio presenta su obra en distintas Galerías y Ferias, destacando su primera Feria, Arteder 83 en Bilbao, participando también en las primeras ediciones de la Feria Arco, en Madrid en 1985, 1986 y 1987 con la Galería Chys de Murcia. Paralelamente comienza sus trabajos con el grupo de arte SPYRAL.

En 1987, presenta dos importantes exposiciones: “Somos quien no somos”, sobre textos del poeta portugués Fernando Pessoa, en la Galería Chys, y “Amanecer”, en la Galería Alonso Ojeda de Cuenca.

En 1989, conoce al poeta valenciano Francisco Brines, y realiza una exposición sobre su obra poética bajo el título de “El otoño de las Rosas”, que se exhibe en el Palacio Almudí de la capital murciana. Esta exposición supone un punto de inflexión en la forma de trabajar de Antonio Martínez Mengual, ya que la poesía se constituye en una nueva e importante fuente de inspiración. Resultado de ello son las ilustraciones del libro: “La iluminada Rosa Negra”, sobre una selección de poemas de Brines. El libro, editado en 2004 por “Ahora Ediciones de Bibliofilia”, consiguió el Primer premio del Ministerio de Cultura al mejor libro editado en ese año.

En el año 1992, Martínez Mengual expone en la Exposición Universal de Sevilla, formando parte del Pabellón de la Región de Murcia, su: “Odisea Canto XXV”. Durante el mismo año, lleva a cabo dos exposiciones más: FATUM y OLEOS Y DIBUJOS.

En 1997, su obra atraviesa fronteras, llegando hasta Chicago, como parte de una exposición colectiva que lleva el título “Six Spanish Artists”. Un año más tarde expone nuevamente en la ciudad norteamericana de una manera individual en la Peter Bartlow Gallery, con gran éxito de crítica y público, suponiendo un nuevo punto de inflexión en su experiencia artística, marcada en esta ocasión por los contactos mantenidos con otras culturas y el descubrimiento de nuevas formas de trabajo.

En 1998, expone colectivamente en Francia y en 1999 participa en la Bienal de Arte de Florencia. El periplo internacional sigue con la presentación nuevamente en la Ciudad de los Vientos, de su exposición: “Odysseus” en 2003, año en el que también participa en la X International Biennale de El Cairo. La obra de Antonio Martínez Mengual, entre otros muchos lugares ha llegado a la Feria del Libro de Frankfurt, Miami o al Museo Dino Campana, en Italia.

Antonio terminó el pasado Siglo XX ilustrando el libro del escritor murciano Santiago Delgado “Crónica Particular”, y exponiendo “El Oriente del espíritu”, en la Sala Bizantina de la Ciudad Departamental, recibiendo incansable el Siglo XXI con el “Sueño de Jacob”, al que seguirán otras muchas exposiciones “Venezias” (2002), “Odysseus” (2003), “Imágenes de la Memoria” (2007), “La luz” y “Las arenas” (2008), “El hilo rojo” (2010),”EAR” (2011), “Este mar azul” (2013), “Luz Herida” (2014), “La carpeta de Atenas” (2015), “Delfos: El silencio del Valle” y “Buscando un color, encontré una Patria”, (2006),”Tristezas Ovidio” (2018), “La mañana de luz” (2019) y “Lo incierto” (2020).

A día de hoy, Antonio Martínez Mengual sigue pintando, inspirado siempre por la poesía, por sus innumerables viajes, y por la mitología y la luz de Grecia, país que sin duda alguna ha marcado una grandísima parte de su obra, estando considerado como una figura indispensable en el panorama cultural murciano.

El pintor Antonio Martínez Mengual ha estado siempre muy relacionado con nuestro municipio, no podemos olvidar que, en dos ocasiones, consiguió alzarse con el Primer Premio de nuestro Concurso de Pintura, la primera sería en el año 1987 con su obra “Orilla del Mar” y en el año 1992, por segunda vez, con la obra “Camino Sagrado”.



Desde Ayuntamiento de Fuente Álamo de Murcia

06 junio 2020

El intérprete de los dioses


Antonio Martínez Mengual - Fotografía de José Carlos Nievas

«La sensibilidad es como un filtro por el que pasa todo»

Antonio Martínez Mengual

por Ariana G. Company

Lo incierto, último trabajo de Antonio Martínez Mengual, hace referencia a ese mundo frágil y desconocido que genera emoción, sensibilidad o locura, sensaciones que el artista ha moldeado en una muestra pictórica que se exhibió en la galería murciana Chys.

El proyecto
El proyecto de Antonio Martínez Mengual (Murcia, 1948), titulado Lo incierto, surge de una experiencia sensorial y de un lugar en Grecia denominado Eleusis, una «referencia a la historia de la mitología y a la diosa Deméter, venerada en el lugar», explica el autor.

Su visita a la ciudad griega, en varias ocasiones, le ha permitido elaborar un amplio proyecto pictórico del que mostró una selección en la galería murciana Chys hasta el pasado 28 de febrero, un conjunto de obras cuyo diálogo se extiende desde la arquitectura de la sala hacia el estudio del artista, donde reposan los trabajos preparatorios, bocetos, esquemas, notas, libros y fotografías, fruto de una extensa investigación.

Las partes que componen la exposición son cinco, «la primera, formada por personajes representados alrededor de una figuración; después, un espacio que se corresponde con un lugar exacto denominado Pozo de Eleusis; la serie Nocturno; las abstracciones, tituladas El secreto de las palabras y, por último, Misterio, el episodio final», aclara, que resume la idea de la muestra. Pero la visita comienza en el exterior, en el escaparte, donde se exhibe «un paisaje real, una colina con un área arqueológica muy grande que el visitante va recorriendo por partes»; es la obra Rumor antiguo I, una invitación o introducción al tema.

«La figuración está ahí como está aquí –afirma señalando una obra- y después hay un espacio más abstracto, una arquitectura de un templo imaginado y derruido, que también controla la mirada por los colores amarillos, dorados, y su combinación con el negro que se convierte en verde y juega con la estructura», advierte. El color amarillo marca el inicio del recorrido porque aquí la pintura emociona y produce sensaciones: «es un color que a veces está maldito, pero yo lo considero básico y fundamental para elaborar un trabajo».

Serie "Lo Incierto" (Collage s/papel 50x35 cm)

El uso del color
La obra de Martínez Mengual juega «a sentir la sinestesia –escribe el poeta ciezano Daniel J. Rodríguez en el texto del catálogo editado con motivo de la exposición-. Los pigmentos actúan como palabras que acarician la perfección del verso; el poema torna a luz remota donde el verbo se convierte en un rojo intenso y el adjetivo transmuta en el último azul manchado por la espuma. Aquí el suave susurro del pincel cuando rasga el lienzo deriva en una remota melodía, cantada por los hombres del pasado».

«¿Por qué hay tanto negro y gris?, dirás»- pregunta Mengual. «Porque el episodio es dramático. El origen es una tragedia. Es un secuestro. Pero, ¿quién la secuestra? Ares, dios del inframundo, entendido no como el infierno sino como la parte oculta de la tierra –constata. La hija no está aquí representada porque la tragedia se centra en la madre», sostiene.

Sin embargo, en esa referencia al inframundo no está latente el componente filosófico: «la filosofía viene después. Es el paso siguiente; cuando empieza a celebrarse el culto a la diosa se origina una filosofía de la vida», aclara.

Las fuentes de este proyecto nos conducen a Ovidio y los Himnos Homéricos, que sirven al artista como base teórica, cuya investigación se completa con las visitas al lugar: «ahí aparece lo sensorial, lo filosófico o lo místico, porque hay un sentido de las cosas, de la vida».


Serie "Antorchas" (Acrílico s/papel 100 x70 cm)


[Sentado frente a mí en la galería se muestra relajado. El respaldo de tela de las sillas nos ayuda a adoptar una posición cómoda. De vez en cuando nos interrumpen las voces que entran y salen de la sala, pero no eleva la voz sino que la aparta, girando la cabeza. Su tono es suave, agradable, como el grácil gesto de sus manos. Susurra y aprieta las rodillas con fuerza, y sonríe, sonríe sin cesar].

Desde esta melodía cromática, la emoción es un componente clave. «Es el origen. Estás allí descubriendo que desde tiempo inmemorial y durante siglos se ha celebrado una ceremonia que ha permitido el mantenimiento de la veneración de la diosa y el reconocimiento de la tierra, del mundo, que ella otorga a la humanidad al enseñarnos el cultivo de la agricultura, especialmente del cereal».

Un concepto muy amplio que concreta en las obras «básicamente trabajando y tratando de retener esos pensamientos, escribiéndolos o elaborando el trabajo –dice. Son pequeños capítulos (personajes, palabra o tipos distintos de figuración) y mientras trabajas vas pensando qué emoción me produjo, qué me pasó en aquel sitio, qué palabras son las que he leído. Trabajo sobre una mezcla de interpretaciones e información. Y también imagino, porque ese Nocturno es imaginado».


«Tienes que dejarte llevar por el cuadro porque también impone sus ritmos y su idea»


Antonio Martínez Mengual - "Andante 001"


Texturas y técnica
«¿La imaginación conecta con el plano de la abstracción de forma directa?» -pregunto. «Sí, pero la imaginación tiene que estar desde el principio, para la creatividad, para tener el estímulo de buscar tu lenguaje y usarlo para formar la arquitectura de las obras».

Asegura el autor que también existe un factor sorpresa: «tienes que dejarte llevar por el cuadro porque también impone sus ritmos y su idea. No sé si es el cuadro o tu cabeza, tu cerebro, que a veces no controlas. Y también los materiales» –en esta ocasión, acuarelas sobre papel y óleos sobre lienzo, componen este proyecto.

El empleo de la técnica en óleo permite diversos efectos, «consigues diferentes texturas al superponer capas de óleo, o bien con pequeños toques de pincel o con la utilización de paletinas grandes que te van estructurando el cuadro, como esos rojos de ahí [señala la obra Misterio]. Son superficies que van componiendo el plano de la abstracción. Si me preguntas por qué hay tanto rojo te diré: por la tierra, por la fertilidad. Y sobre los verdes, la referencia a la naturaleza es obligada en mi obra».

Observamos una gran sensibilidad en las piezas del artista, una extensión de su personalidad y de su compromiso medioambiental: «siempre hay que poner sensibilidad. Es como un filtro por donde pasa todo. A veces inconscientemente sale. Tú estás trabajando y al final de la jornada te das cuenta de que hay un área donde has puesto una sutileza, más cuidado, más atención. La sensibilidad siempre tiene que estar, aunque sea una materia gestual; si no pasa por la sensibilidad no me serviría. Si no me sirve a mí, no tiene sentido».

"Iniciado II" (Técnica mixta s/papel 100x70)

«No confío mucho en hallazgos sorprendentes, aunque luego te sorprendan»


Cómo se enfrenta al cuadro
«Si no te vas a quedar conforme con lo que vas a hacer-añade-, entonces no sigas por ese camino. Es mejor parar, reflexionar o dejar un tiempo para que se enfríe la cabeza y comenzar de nuevo o seguir otro camino. Tanto en ese trabajo como en todo lo que he hecho en mi vida hay sensibilidad, porque es importante para mí. No confío mucho en hallazgos sorprendentes, aunque luego te sorprendan. Pero tiene que ser tu producto y estar de acuerdo con lo que estás haciendo y luchar por conseguirlo. Es una lucha personal entre tú y tu creación, entre tú mismo y el resultado final, que debes de seguirlo de cerca, y en ese control, la sensibilidad es el gran filtro por el que tú pasas. Si no lo ves, dices ¡qué horror!, pones el cuadro de cara a la pared».

«Claro que se descarta obra -prosigue. Luego se insiste. Se retoman [ríe]. Pero al principio dices ¡uf!, esto no es lo que quería», explica.

Martínez Mengual afirma sentirse muy bien con este resultado: «intento disfrutar cada proyecto, y este especialmente, porque cuesta mucho llegar al espacio final, cuando haces a tus hijos libres [refiriéndose a los cuadros], permites que vivan, que sean ciudadanos, que sepan valorar lo que tienen. Esta galería siempre me trata muy bien; a mí y a mis “hijos”. Es un espacio amigo y de amigos».


De la figuración a la abstracción
Su pintura es reposada pero mantiene una gran fuerza; para conseguir eso, su método de trabajo es «empezar de forma figurativa buscando una forma, una figura, un paisaje; y el paso siguiente es analizar lo que has hecho y darle sentido al tema. A veces me detengo en un espacio como las granadas, como el caballo, o como las caras que te están diciendo algo. No de forma detallada o figurativa, pero sí te están diciendo qué elemento es. Después hay otros, como la palabra, donde piensas ¿cómo interpreto yo esas palabras? Porque tienen un contenido, una filología; entonces aprieto el acelerador y busco la abstracción, lo que creo que decimos con las palabras también».



Serie "Antorchas" (Acrílico s/papel 110x70 cm)


En este ejercicio semiológico, «estás viendo un cuadro pero también estás leyendo un poema, son palabras. El equilibrio está en conseguirlo. Pero el espectador también puede interpretarlo aunque no tenga esta información que estamos comentando. Entras aquí y ves la exposición; muchas personas lo han hecho, incluso de otros países, que no coinciden en la lengua y, quizá, tampoco en el pensamiento. Ese conocimiento no es obligatorio para ver una exposición porque ante un cuadro una persona puede vibrar, sentir una emoción, no tienes que entender la obra. Hay que perder el miedo de entrar en los museos».

El autor no se refiere al significado final de la obra sino «al mundo que había ahí, que está detrás: creo que eso es lo que queda en el arte; si el artista ha conseguido expresarlo con su lenguaje y el espectador es sensible al tema, algo quedará. Tú no eres el mismo después de contemplar una exposición; tampoco somos los mismos al entrar y al salir del cine, porque ya has entrado en diálogo con esa obra, sea la que sea».

El poeta Daniel J. Rodríguez define así la obra del artista: «Estas últimas creaciones, fruto de la admiración, la lectura y la destreza, han roto con el miedo ante lo incierto. Con la libertad del que solo espera la experiencia de dialogar con el lienzo o con el papel, el artista se ha lanzado a los más desconocidos orígenes sagrados de los griegos».


«A veces perdemos momentos de alegría porque no somos capaces de sorprendernos»


Lo incierto, título de la exposición, se empapa de estas palabras: «Daniel dice que me he atrevido a tocar ese mundo de lo incierto, por un lado frágil y por otro desconocido, que genera emoción, sensibilidad, locura, gestos, un mundo unido, una materia fundida a la que le vas dando forma. Él hace referencia a mis manos, que contienen un fuego que va construyendo el trabajo».

La muestra es una continuación de su proceder imaginativo y técnico, pero en la búsqueda de cada proyecto afirma generar nuevas ideas: «trato de meter alguna cosa nueva, como estos collages que son papeles de arroz pegados sobre papel de algodón antiguo, que otorgan transparencia». Una técnica, ligada a lo emocional, «que busca siempre una herramienta que se corresponda con la idea: a veces he pintado con hojas o con unos pinceles que hago yo mismo. Si necesitas una herramienta, la construyes».

Porque, en definitiva, hay una parte del artista en cada obra: «te queda tu vida ahí puesta»; una metáfora también del tiempo que, en su opinión, «no está valorado y debería ser la única moneda de nuestra vida».

«A veces perdemos momentos de alegría porque no somos capaces de sorprendernos y, otras, no valoramos momentos de tragedia o de dolor porque lo damos por conocido. Hablo de cosas políticas. Nos vamos moderando. Como individuo te vas aletargando, te insensibilizas. Esos momentos de integraciones y panteísmos entre la persona, la figura, el hombre y la naturaleza, que es su origen y su muerte, no se valoran, y deberíamos hacerlo. No voy a hablar del Mar Menor [sentencia, apesadumbrado]. No voy a hablar del Mar Menor [repite con la voz silenciada, ahogada de emoción]. Porque el Mar Menor que conocerán tus nietos es incierto».

+ Mengual


Antonio Martínez Mengual acaba de cumplir 72 años y valora la salud: «es lo primero, que diría mi abuela. Hay estímulos de la vida que te van diciendo que hay que seguir. Termine o no con esta exposición, o en otro lugar, sigo trabajando, y me gusta tener proyectos en marcha. No me gusta perder el tiempo. Me divierto en el taller. Mientras se seca una cosa voy haciendo otra y eso genera un clima de inquietud que te anima a trabajar», concluye.


Entrevista publicada el 27 de febrero de 2020 en Diario La Opinión

Las imágenes de la entrevista han sido cedidas por José Carlos Nievas