27 marzo 2022

«Viaje a Grecia», de Martínez Mengual

 


Por Santiago Delgado

            De todos los dibujos y coloraciones del libro Viaje a Grecia, de Antonio Martínez Mengual, escojo éste de la perspectiva de la Acrópolis desde el magno Museo de Atenas, para ilustrar la presente impronta sobre el libro y el pintor, junto a la portada. Acaso suceda que no es la más profunda, conspicua y representativa de las imágenes del volumen, pero es la que mejor entiendo, y quizá pueda ser que sea, a un tiempo, la más universalizable del conjunto. Lo universal ha de rendir, desgraciadamente, cierto tributo a lo cognoscible inmediato para ejercer su misión de llegar a una mayoría fehaciente y estable.




             Como dejó, prístino y claro, el Profesor Francisco Jarauta en la presentación, así como en el revelador prólogo, Antonio Martínez Mengual es sucesor legítimo de los Winkelman, Goethe y tantos otros a los que Grecia concedió el don de saber, conocer e intuir su secreto más profundo. Secreto, acerca del cual, el resto de los mortales sólo podemos admirar su significantes, materiales e inmateriales. Apreciar la belleza de las formas griegas y admirar su conocimiento no es conocer su secreto. El pintor sí lo conoce. Y la expresa con sus carboncillos y sus pinceles. Pero, quede ello claro, no por sabernos la gramática del pintor accedemos nosotros a ese secreto. Por la labor de Antonio Martínez Mengual sabemos que él sí sabe que sea ese secreto. Y lo sabe muy bien. Es partícipe de él. Es más que bastante, pero no es suficiente, para nosotros, digo. Y no es poco, admirar, saborear y gustar, en la obra de Martínez Mengual, el placer intelectual, y sensorial inducido, que su libro produce.

             La obra aparentemente no figurativa del libro se nos aparece con una legitimidad de origen, respecto de la que entendemos con los ojos de la tradición realista que nos invade. Aunque esa legitimidad de origen no es lo que da valor estético a esas formas aparentemente abstractas. Tienen legitimidad estética por sí mismas, y porque, directamente, aluden a la luz y a las formas que aquellos gigantes de la Historia dejaron para remover eternamente los Tiempos del Arte. Hacerse con un ejemplar de este libro es renovar la mirada para el resto del siglo XXI.

             Mirando y admirando, con los ojos del alma, este libro, Viaje a Grecia, recordamos las vivencias de los sentidos, la inmortalidad de los mitos, la Catarsis de la Historia, y tantos otros topoi que nos asaltaron el alma cuando allí estuvimos. Es decir, los significantes del Secreto de Grecia nos obnubilan a los mortales del común, acaso para resguardar el secreto que Antonio Martínez Mengual sí sabe. La Madre Grecia escoge, entre los llamados, a los que habrá de uncir, –y perdón por la hipérbole, acaso entintada de primor post-neoclásico–, con el laurel del elegido. Así lo pienso, y así lo expreso. Ténganmelo en cuenta los dioses, si es que hago transgresión del decoro en el halago y la oda.

  

Texto publicado originalmente en el blog Oficio de escribir de Santiago Delgado.

 


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